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Guía completa para no perderte nada en el viaje a Bratislava + Viena

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Hrad castillo de bratislava hd nevado

Hay que aprovechar ahora que Ryanair opera vuelos lowcost a Bratislava porque la ida y vuelta a Eslovaquia puede salir por menos de 50€. Realmente tirado de precio. Yo reservé el trayecto casi tres meses antes pero no habría sido necesaria tanta antelación. Al instante de reservar y ver en el mapa que Viena estaba tan cerca de Bratislava surgió la idea de visitar ambas cogiendo bus o tren hasta Austria. Gran idea teniendo en cuenta que los vuelos a Viena salen un 30% más caros que a Bratislava. A ese ahorro hay que sumar lo que dejamos de pagar por un hotel en Viena, los cuales son mucho más caros que en Bratislava. Por tanto sale más rentable volver a dormir a Eslovaquia. Desde Trivago se pueden filtrar los precios y conseguir auténticas gangas en Bratislava desde 8€ la noche. En total los vuelos y alojamiento han salido por apenas 80 eurillos. Sin más preámbulo paso a relatar uno a uno los cuatro días que pasé de tour por estos dos países.

DÍA 1 (LLEGADA):
Volar desde Madrid para los madrileños es más cómodo que vivir en una ciudad manchega y tener que trasladarte a Barajas. Aún así no fue mucha la molestia pues las 17:30 es buena hora para coger el avión. No hay trayectos a diario sino sólo los lunes, miércoles y viernes. El aeropuerto no pilla lejos del centro pero siempre será mejor coger el bus si llevas maletas. Apenas cuesta 40 céntimos pero aquí te encontrarás ante tu primer choque lingüístico al no entender ni papa de lo que pone en la máquina expendedora de tickets. Aún hoy no sé si saqué el ticket correcto pero poco importa porque no lo suelen revisar.

Si no llegas muy cansado al hotel harías bien en darte un paseo nocturno. Te sorprenderá la tremenda vida nocturna. Pero no regreses muy tarde, que luego te espera un intenso día de turismo.

DÍA 2 (BRATISLAVA): 

Nada más despertar me llevé un sorpresón. Me asomé por la ventana y un espeso manto virgen de nieve cubría hermosamente la capital eslovaka. Y no parecía parar ahí: el cielo, acojuntadamente blanco, precipitaba densos copos sin parar.

Rápidamente tomé mi desayuno buffet en el hostel donde aprendí que cantidad no es lo mismo que calidad. Acto seguido me endosé las botas y unos calcetines gruesos y me dirigí a contra nieve hacia el punto de quedada del freetour. Fascinado por la abismal cantidad de nieve aproveché para hacerme algunos selfies con más pinta de muñeco de nieve que de turista. La verdad es que al estar desacostumbrado a ver nieve en el seco clima de mi localidad disfruté como un niño con cada pisada.
Tal y como puedes ver en el mapa, el punto de salida del freetour es bastante céntrico, justo a los pies de la estatua de Hviezdoslav. La joven guía local derrochará entusiasmo durante las casi tres horas que dura el tour urbano. Siempre en inglés eso sí, contará anécdotas culturales y hechos históricos. Por ejemplo, tienen un día del año en el que es costumbre que los chicos echen cubos de agua a las chicas y viceversa. Total war.
iglesia azul bratislaba nevado


Sin duda lo más asombroso del tour fue la famosa iglesia azul, donde la mayoría de Bratislavos contraen matrimonio. La estampa con el fondo blanco es digna de un par de fotos. No podrás entrar pero sí vislumbrar su particular interior desde la puerta principal. Escapa de lo establecido conviertiéndose en única en su especie.



El resto de paradas obligatorias en la ciudad lo tienes bien detallado en el mapa adjunto, el cuál lo puedes incorporar desde aquí a tu google maps y tenerlo disponible offline  en la app si realiazas este fascinante viaje. La guía se detendrá en la mayoría de estos puntos turísticos:
- el palacio presidencial, Sabrás si el presidente está en casa si la bandera ondea.
- La hermosa plaza mayor, con mucha historia que contar y algún que otro invitado camuflado.
- La catedral de San Martín, que podrás visitar gratuitamente más tarde.
- La icónica puerta de San Miguel, tu referencia de altura.
- Y bastantes lugares curiosos más, restos del la época soviética y finalización del tour a las puertas de la universidad pública.

Nada más acabar el tour fui a una especie de corte inglés que hay junto al graffiti del zorro. Allí puedes comprar de todo a buen precio así que adquirí el típico refresco llamado Kofola y un paquete de calcetines ultragruesos para remplazar los ya empapados.

La guía suele aconsejar restaurantes para no dejar de probar la gastronomía típica. Yo fui concretamente a uno que hay frente al monumento colectivo que representa al pueblo eslovako que fue obligado contra su voluntad a unirse al bando nazi. Aviso a navegantes: la comida es hipercalórica así que no te pases pidiendo. Lo más típico es el Bryndzové halusky, que viene a ser parecido a los gnocci, osea, patatitas con queso. Tela lo que llena este plato. Otro que degusté fue el Cesnaková pollievka, que es una sopa de ajo servida caliente dentro de un pan, sí, de un pan. Para beber no lo dudes, toma un Karpatské Brandy, lo que bebería un eslovako medio. Factura: 12 €urillos.

comida típica eslovaquia restaurante baratocomida típica eslovaquia restaurante barato


¡Que no te den las uvas! Los museos cierran prontísimo. El más emblemático es el que alberga el castillo o Hrad de Bratislaba, símbolo del país que se erige en lo más alto de la ciudad. Véase la foto del principio. Subir a lo  más alto con tanta nieve es un desafió pero merece la pena por las vistas que se disfrutan desde allí. Tiempo para fotos. Hay cierta controversia en cuanto a la fachada del castillo porque antes era marrón y hace no mucho lo han pintado de blanco creando mucha disconformidad. Al museo se accede desde el patio central, hasta ahí te puedo contar. Sí amigo, llegué tarde. Cierran a las 16h nada menos. Una pena, la verdad, pero no era el único turista que se dio con el portón en los dientes. Ahí estaban una pareja de rusos que había conocido previamente en el tour. No vi el museo pero ahí empezó una bonita amistad ibérico-rusa que aún dura. Sí, al día siguiente se vinieron conmigo en tren a Viena.

Si todas las atracciones turísticas cierran tan pronto entonces, ¿qué coño hacer? Para empezar, no bajes del castillo por el mismo camino. Sigue para delante y baja por otro acceso para gozar de una vista en 360º. Entre lo poco que queda abierto te recomendaría alguna tetería y tienda de recuerdos.

Si aún te quedan energías (yo andé 18km ese día) puedes ir de compras al centro comercial Eurovea. Es de nueva construcción, alucinante, con pasajes subterráneos para ir de un complejo a otro. Allí hay tiendas de todo tipo, siempre con buenos precios; de momento no es un país caro.

Se me pasó por mi mente pero no pudo ser: me hubiera entusiasmado asistir a un partido de hockey sobre hielo. El equipo local juega la champions y posee un estadio nuevo digno de asistir. Las entradas pueden salir por 10 pavos.

Tras un provechoso día lo normal es caer rendido en la cama. Así pasó. Next stop: Austria.

DÍA 3 (VIENA):
Apenas una hora de transporte separa ambas capitales pero ¿qué es mejor, coger el tren o el autobús? Tardan piscaspajas lo mismo pero varían en cuanto a precio. El bus cuesta 10€ ida y vuelta (2€ cogiendo el de las 4AM) y la locomotora cuesta 14€ ida/vuelta. Te aconsejo que bases tu decisión en la cercanía de la estación con tu hotel. Mientras el bus sale junto al puente OVNI, la estación de trenes no está tan céntrica. En mi caso, el hostal me pillaba al lado de los trenes así que cogí el de las 8:38. Siempre sale un tren cada hora y 38 minutos, osea, 9:38, 10:38 y así sucesivamente.


palacio beldevere viena

Como urbe gigantesca que es, Viena dispone de metro y cercanías. No sale caro si optas por un abono diario pero si quieres descubrir la ciudad en su esplendor en el poco tiempo que dispones, no pierdas ni un segundo bajo tierra. Camina, que es gratis. La principal estación de trenes está alejada del centro turístico pero yendo andando pude aprovechar haciendo un alto en el camino para ver el imprescindible Palacio Beldevere (fotografía superior). Es maravillosamente impactante con unos jardines sin fin. Si verlo por fuera te impresiona, imagina por dentro. Su interior no es algo del otro mundo salvo que en él se recogen óleos selectos de pintores vieneses de todas las épocas. Predominan cuadros de catolicismo y retratos de la nobleza, lo cual te hace preguntarte, ¿he pagado 11€ para ésto? Dejarás de preguntártelo cuando entres por la sala dedicada a Gustav Klimt. Merece mucho la pena porque el estilo de sus pinturas es único y no se parece a nada que haya vislumbrado antes. La sala la preside su obra maestra, El Beso. Sólo con verlo se te ponen los pelos de gallina y tu glándula pituitaria comienza un desfile hormonal sin precedentes que cala en lo más profundo de tu alma. Nunca antes una pintura me había emocionado tanto. Junto al Guernika de Picasso las catalogo como las obras más impactantes que he visto. No adjunto fotos porque 21 Megapíxeles no harían justicia y porque obviamente el cuadro estaba exclusivamente custodiado por una horrorífica ogra gruñona.

Viena tiene muchos palacios pero escogí concienzudamente pagar por el Beldevere porque pillaba de camino, por sus pinturas y por descarte. Me explico, el palacio Schönbrunn es también una pasada pero está demasiado lejos del centro y además es una réplica del palacio de Versalles, donde ya había estado. Por otro lado , el palacio imperial de Hofburg, actual residencia del presidente austriaco, es bastante céntrico pero prescindí de él por cuestión de tiempo y porque a simple vista no impresiona tanto.
Definitivamente Viena merece más de un día de visita pero, teniendo el tiempo tan justo, lo mejor que puede hacer es el freetour. A todo esto, la propina que yo dejo siempre al guía son 5€. Merece la pena por las explicaciones detalladas y sobretodo porque en 3 horas puedes haber visto lo esencial de la ciudad. Esta vez el tour departe con cierto retraso desde la plaza céntrica del museo de arte Albertina. Debes subir las escaleras mecánicas hasta la estatua ecuestre para ver al guía con el paraguas. Las vistas desde allí son espectaculares: a un lado el mítico hotel Sâcher (el de la tarta de chocolate) y a la izquierda la emblemática ópera del estado.

De camino al palacio Imperial de Hofburg escucharás las desventuras de Franz Joseph frente a su estatua y harás una reverencia ante el mejor compositor de todos los tiempos: Mozart. Ver el balcón del palacio presidido por la dorada águila imperial impresiona muchísimo y pone los pelos de punta al ver in situ el vídeo que ahí mismo dio Adolf Hitler. Como ya he mencionado, no pude entrar por cuestión de tiempo aunque sí que merecería la pena.




Algo que no entendí muy bien fue la historia del Spanische Hofreitschule, donde de vez en cuando los mejores caballos de cepa ibérica se exhiben en lo alto de la cúpula. ¿Ves la foto? ¿Te lo imaginas?

Si has hecho hambre durante el tour te habrás ganado la recompensa: un café vienés acompañado de una deliciosa tarta Sâcher del más exquisito chocolate.

Por tu cuenta puedes revisitar la curiosa catedral con mosaicos en las tejas en forma del águila imperial pero esta vez desde dentro. En horario de misa la entrada es gratuita, a eso de las seis de la tarde.



Quedando pocas horas para tener que volver a Bratislaba tienes que elegir dónde ir. Ahí ya es cuestión de gustos. Habrá quien prefiera adentrarse en un museo o habrá quien como yo quiera hacer algo más representativo de la cultura vienesa. Así pues, nos dispusimos a hacer casi dos horas de cola en la ópera del estado para agenciarnos con una de las cien entradas a 4 euros que apartan para turistas. Lógicamente no verás la ópera desde un palco privado sino desde una platea centrada a pie de escenario donde hay atriles para seguir de pie el espectáculo. Desde que empieza a entrar la gente hasta que comienza la ópera hay un lapsus así que lo que hacen los turistas más avispados es reservar su sitio atando una bufanda o pañuelo al atril. Quien vaya de primeras sin saber este consejo le tocará vivir la ópera sin los subtítulos en una posición bastante más incómoda. He de confesar que aunque iba bien vestido, tras un largo día de turismo tenía ya la ropa y sobretodo los zapatos zarapastrosos en contraste con el resto de snobs que visten de etiqueta. Obviamente, nadie recriminará tus pintas pero sí que impresionan los vestidos tan caros que viste la peña. Imagina el escenario: todo el mundo ocupando sus localidades y la orquesta empieza a afinar, ¡a afinar! y ya se te ponen los pelos de punta de lo maravillosamente bien que se escucha. Quién no recuerda el sonidete de inicio de windows XP... Desarrollando la obra los actores a ritmo sinfónico mientras los no fieles no entendemos ni papa. Menos mal que estaba subtitulado. El escenario impresiona muchísimo sobretodo porque tiene un falso escenario detrás del escenario que los tramoyistas destapan a conciencia para interpretar las escenas de sueños. Está tan bien logrado que durante toda la obra dudé si era un escenario o una pantalla proyectada. Alucinante. Lo mejor sin embargo llegó durante los 20 minutos de pausa. Tiempo suficiente para curiosear por las salas, escaleras, hall y palcos para quedar profundamente asombrado. No falta ningún lujo a esta antigua ópera parcialmente restaurada tras caerle una bomba en la segunda Gran Guerra.

Que no se te haga tarde porque el último tren de vuelta a Bratislava sale no más tarde de las 23h. Asegúrate bien de los horarios. Con el bono ida/vuelta no te hará falta volver a pasar por caja. Por cierto, en la estación hay un Nordfish, cadena de comida rápida que desconocía hasta ese momento. Muuuy recomendable.

DÍA 4 (VUELTA):
Si tu vuelo de vuelta también sale por la tarde deja las maletas a buen recaudo en la consigna del hotel y échate a andar para disfrutar de un imprescindible de Bratislaba: el cementerio soviético conmemorativo a los soldados que perdieron la vida liberando la ciudad de los nazis. Está en lo más alto de la ciudad así que quemarás el desayuno subiendo las interminables escaleras. Empero, las vistas panorámicas de la ciudad merecen la pena cada peldaño. Las más de 12.000 tumbas invitan a la reflexión. Apenas hay turistas aquí arriba así que el ambiente es el idóneo para abrir el corazón y hacerse una idea de la magnitud de la catástrofe.


Como anécdota antes de terminar, un pequeño percance que sufrí: cuando volví al hostal tras un largo día en Viena me percato que mi cargador de móvil no estaba. En primera instancia pensé que la limpiadora habría pensado que ahí ya no dormía nadie. Pronto rechacé esa hipótesis tras revisar que mi pijama también había desaparecido. Entonces sospeché de robo y efectivamente, el tipo en recepción me dijo que aunque había dormido solo esos días había alguien más con reserva en ese bloque de literas. Resulta que un eslovako pagó por la habitación pero se fue de fiesta y al final no la usó nada más que para robarme lo único que me dejé a la vista. ¿Qué sentido tiene robar algo sin valor, joder la marrana? Una broma sin pizca de gracia porque tuve que dormir con ropa de calle y no pude cargar el móvil esa noche y al día siguiente las pasé canutas con la batería. Menos mal quedan personas honradas y en la vuelta me prestaron una batería externa.

En conclusión, el viaje a Bratislaba-Viena es una experiencia enriquecedora para todo aquel que guste. Estas dos urbes del Danubio se hacen de querer y por supuesto recomiendo encarecidamente su visita al menos una vez en la vida.


Espero que te haya gustado esta pequeña pero intensa guía diseñada para ser de utilidad a próximos viajeros low-cost. No dudes en suscribirte en redes sociales para próximas aventuras. ¡Qué el ritmo no pare!

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