Como sabes, los
zeppelin o también llamados
dirigibles, son una especie de artefactos que sobrevuelan los cielos. Se empezaron a usar al principio del siglo XX como transporte de personas hasta que la aparición de un medio de transporte más ventajoso como es el avión, hizo que se dejaran de utilizar. También influyó en la decisión de sustituirlo el accidente del dirigible alemán
Hindenburg en Nueva Jersey que se cobró 35 vidas. Precisamente, es la imagen de arriba la que corresponde a este suceso que fue el resultado de un tremendo incendio provocado por el hidrógeno, sumamente inflamable, y el ambiente tormentoso del día, que aportó la chispa. Inteligentemente, desde entonces ya no se emplea hidrógeno como gas menos denso que el aire sino que se prefiere el helio.
Este aparato se sirve de una tecnología simple para mantenerse en el aire: el
principio de Arquímedes; que es el mismo principio que explica porqué determinados objetos menos densos que el agua flotan sobre este líquido. Hasta aquí, el dirigible sólo era "dirigible" por el aire. Si el aire soplaba para un lado, el zeppelin se iba para ese lado. La capacidad para dirigirlos a placer se fue incorporando con el paso de los años.
Actualmente, los
dirigibles como el de arriba
son epleados por algunas industrias para trasportar hasta 40 toneladas de materiales hacia un destino situado hasta 320 kilómetros de la procedencia. Además, son usados por motivos de publicidad para que un estadio entero de fútbol americano lo vea o se utilizan por control remoto en pabellones de baloncesto en el tiempo muerto con el mismo fin. La gente adinerada se gasta el dinero en celebrar reuniones en lujosos dirigibles con 1500 metros cuadrados y que alcanzan los 220 kilómetros por hora. En definitiva, se están volviendo a poner de moda gracias a que pueden ser veinte veces más grandes que un avión, a que disponen de despegue vertical y a que son infinitamente más ecológicos.
